La relación de Magaly con la comida y por consiguiente con las bacterias que vivían dentro de ella no era muy buena. Magaly había nacido en una isla con muchas restricciones y había aprendido a relacionarse con la comida siempre esperando una sorpresa o haciendo dietas interminables.
Pero Magaly ha tenido mucha suerte, ha vivido en muchos países; en España con la comida mediterránea, en Francia con los Petite Bouchèes y en Italia donde todo no es solo pasta.
Por eso Magaly tiene una pregunta: ¿cómo podemos cambiar nuestra relación con la comida sin renunciar a nuestros orígenes?