Estaban dominando el universo entero; sembraban terror y fantaseaban con conquistar la galaxia. Conocidos por su poder para enfermar, mudaban constantemente de planeta. Los hongos y virus se unieron para deshacerse del mundo, multiplicándose clandestinamente en el pan, la manzana y el queso. Su fuerza venía de la vida que quedaba del prisionero. Nada sobrevivía cuando era contaminado. Un día, Camila aprendió a lavarse sus manos, usó la fuerza del jabón y liquidó a los patógenos. Así, la pequeña salvó el reino de sus manos que nuevamente fueron gobernadas por los agentes de la salud.