Aquí tenemos una de las fotografías y descripciones que nuestros participantes comparten en las sesiones.
“Cuando me diagnosticaron la enfermedad celiaca, descubrí que estar de vacaciones y comer fuera de casa no tienen por qué significar que descuidemos nuestra alimentación. En mi caso, no puede haber un descuido, la dieta sin gluten es mi tratamiento.”
“Ser celiaca me ha ayudado a tomar conciencia de lo como en cada momento, esté donde esté, eligiendo siempre la opción adecuada y saludable para mí.”
“Al elegir unas sardinas asadas estoy cuidando de mi sistema digestivo, aportándole importantes nutrientes como el Omega 3, un ácido graso muy beneficioso para las bacterias de mi microbiota, además de sus propiedades antiinflamatorias.”
“Sin embargo, la comida no es el único factor a tener en cuenta en esta situación, la pausa al estrés que suponen unas vacaciones también actúa de forma muy beneficiosa sobre mi microbiota.”
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